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Desde muy pequeña siempre he sentido la curiosidad de conocer siempre culturas y mundos antiguos, viajaba con la mente a países remotos donde antes de dormirme vivía aventuras inimaginables. A lo largo de los años me he dedicado a viajar y descubrir parte de esos mundos con los que soñaba de niña, pero nunca imaginé lo que viviría en esta isla pasados unos años.
Debo decir que poco sabía de la historia de la isla cuando mis pies pisaron Porto Torres por primera vez y que poco a poco fui descubriendo y también estudiando, tanto es mi admiración y respeto por ella que me llevó a inscribirme en la Universidad de Sassari, para obtener una segunda carrera esta vez en arqueología.
Hablar de Arqueología en Cerdeña no es tarea fácil, puedo decir que siendo el tema que más me fascina, es al mismo tiempo el que más respeto me infunde.
Una de las cosas que más me sorprendió al principio de mi llegada fue como el patrimonio arqueológico no era valorado por algunas personas, y más de una vez encontré respuestas a mis preguntas como: “pero a dónde vas si eso es un montón de piedras que no valen nada». Que pena…. menos mal que esta gente es una minoría, y por fortuna hay quien valora y respeta todo lo que aquí hay.
Yo vivo en Tergu, en la provincia de Sassari, un pueblecito con muchas bellezas en sus tierras y gentes, además está muy cerca de Castelsardo y Perfugas, donde (por cierto), se ha detectado la presencia humana mas antigua de la isla y se han encontrado diversos restos de herramientas que utilizaban. Lo que no sabía es que en la cueva de Grotta Corbeddu en Oliena se han encontrado restos del fósil más antiguo de Cerdeña perteneciente a una mano de Sapiens que data de hace unos 22.000 años, es decir del Paleolítico superior. Que maravilla amigos…. quien sabe que queda por descubrir.
Sobre lo que primero oi hablar fue sobre la Civilización Nurágica y mi pasión creció cuando visité Barumini, donde quedé asombrada por la capacidad constructiva de esa civilización, pero no solo eso. Hay muchos otros sitios dignos de mención como Santu Antine en Torralba, que me dejó boquiabierta cuando pude admirar su majestuosidad que, en mi opinión, no tiene nada que envidiar a ningún otro complejo nuragico, porque es realmente hermoso, incluso el nuraghe Majore en Tempio, en el que sólo despierta curiosidad el sugestivo enclave en el que se encuentra, muy cuidado. Ni hablar del Pozzo Santa Cristina, o el Pozzo Perfugas o el de Nulvi, donde cuando pienso sólo en que esa gente ha construido lugares para honrar uno de los bienes más preciados que tenemos, el agua, me estremezco y pienso en cuánto debemos aprender de ellos.
Pero por lo que estoy estudiando, la nurágica cilvilta, aunque fascinante, no fue la única, antes y después de ella hubo muchos otros habitantes de la isla que también dejaron huellas dignas de ser recordadas, como el Bonu facies Ighinu, o la de Otzieri, muy importante porque fueron ellos quienes construyeron las primeras domus de janas excavadas en la roca y utilizadas como enterramientos colectivos o individuales, caracterizadas por una arquitectura sorprendente y que se utilizaron hasta la Edad Media, (como la de Sedini ) y aquí al final de este período tan importante, Cerdeña, por su posición estratégica en el Mediterráneo, también se vuelve interesante para mis antepasados y de la historia que viene después ya hablaremos en otra ocasión ….
Aún me quedan muchos sitios por ver, pero no es problema, lo bueno es que no trabajo los domingos, y muchas tardes salgo a caminar y subo a lo alto de un cerro, me gusta imaginar el paisaje con los asentamientos de otras épocas.
Muchas veces pienso que así como yo me enamoré de esta tierra, quién sabe cuántas personas de diferentes culturas, pensaron como yo….desde los primeros fenicios, romanos, árabes, a mercaderes, piratas, vikingos, aventureros…. quien sabe.
Lo único que queda es lo que nos ha dejado el tiempo y que debemos potenciar y proteger porque es el origen de lo que ahora es Cerdeña.
¡Hasta la próxima amigos!